Recién nacido: cuidado de la piel (II)

Recién nacido: cuidado de la piel (II)

Higiene de la piel
La limpieza de la piel no se debe iniciar hasta que la temperatura corporal se haya estabilizado. La piel del neonato está cubierta de una materia blancogrisácea, de consistencia semigrasa denominada vérnix caseosa. Deriva de la secreción de las glándulas sebáceas y de los productos de descomposición de la epidermis fetal. No es necesario limpiar todo el vérnix ya que tiene, según algunos autores, una función protectora frente a las infecciones y nutritiva de la piel, y favorece la curación de lesiones cutáneas.

El cuidado de la piel del recién nacido es especialmente delicado ya que carece de flora bacteriana saprofita en el momento del nacimiento y existe en ella una herida fisiológica (cordón umbilical) y en ocasiones dos, en los varones circuncidados. Además, el personal sanitario que se ocupa de su cuidado y los fómites potencialmente pueden ser una fuente de agentes infecciosos.

El pH cutáneo normal es ácido y varía entre 4,5 y 6 según las zonas. Este manto ácido interviene en la inhibición de la proliferación microbiana. En el momento del nacimiento el pH es neutro, acidificándose posteriormente. La utilización de jabones alcalinos aumenta transitoriamente el pH cutáneo y favorece la irritación y las infecciones.

En el recién nacido a término se deben usar jabones neutros o discretamente ácidos y no perfumados, y aplicarlos en pequeñas cantidades con la mano o con una esponja suave. La piel sana tiene mecanismos de autolimpieza inherentes, por lo que excepto en determinadas zonas, no parece necesario el baño o la ducha diario. Las zonas anogenitales, los pliegues axilares e inguinales, las manos, las secreciones orales y nasales se limpiarán cuantas veces sea necesario.

El abuso de jabones y la excesiva temperatura, frecuencia o duración de los baños o las duchas favorecen la aparición de sequedad cutánea o dermatitis irritativa. El baño con agua templada en niños pequeños suele ser más reconfortante que la ducha.

En el recién nacido pretérmino hay que evitar los agentes de limpieza durante las dos primeras semanas y limpiar la piel suavemente sólo con agua tibia.

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